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CESM y la OMC reclaman un estatuto jurídico propio que consagre la peculiaridad formativa y laboral del colectivo

El diálogo que Ministerio de Sanidad y Foro de la Profesión mantienen en torno a tres grupos de trabajo (Pacto por la Sanidad, Recursos Humanos y Gestión Clínica) ha encallado en un punto de difícil solución: el estatuto jurídico propio que los médicos reclaman al margen del resto de colectivos sanitarios. Para el Ministerio de Ana Mato, satisfacer la reclamación médica implicaría cambiar las normas que regulan la relación laboral en el SNS y las reglas de negociación en el ámbito de la Función Pública -Estatuto Marco y Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP)-, regular la constitución y funcionamiento de mesas autonómicas de negociación bilateral (Administración/facultativos), y lidiar con el descontento de los sindicatos de clase, que verían la medida como un agravio comparativo. Casi nada con la que está cayendo hoy en el SNS. Para CESM y los colegios de médicos significa, ni más ni menos, que volver a la situación jurídica existente antes del Estatuto Marco; tener una norma que reconozca las especificidades formativas, laborales y salariales del médico, y acabar con un mecanismo de representación en mesas sectoriales que, aritméticamente, perjudica al facultativo. (…)Diferentes, ¿Por qué?

Pero -se pregunta DIARIO MÉDICO (DM)- ¿en qué consiste esa especificidad? O, dicho de otra forma, ¿qué puntos debería incluir ese estatuto jurídico propio? Mercedes Ortín, secretaria de Acción Sindical de CESM y abogada, lo enumera: «Hay que contemplar como elementos diferenciales la formación, mucho más larga y complicada para el médico que para el resto de colectivos; la especial responsabilidad que se le exige al facultativo desde su primer día de trabajo; la situación del MIR, que, como personal laboral especial que es, está en tierra de nadie, excluido de la negociación sectorial y ninguneado en las mesas generales; la peculiar jornada del médico, porque es el único que, por ley, está obligado a hacer horas complementarias, y la necesidad de arbitrar mecanismos alternativos de acceso al sistema sanitario (al margen de las bolsas generales de trabajo) que puntúen las peculiaridades de cada especialidad». En una Tribuna que también publica hoy DM, Ortín profundiza sobre este asunto.

Y todo ello se traduce, según Albert Tomàs, presidente nacional de CESM, «en un marco negociador en el que hay 6 puntos propios, irrenunciables, y que no podemos permitir que otros grupos profesionales decidan por nosotros: retribuciones, jornada, carrera profesional, atención continuada (guardias), productividad variable y formación».

Al margen de esos puntos, que los médicos insisten en negociar bis a bis con la Administración, tanto Ortín como Tomàs admiten que hay otra parte común con el resto de los colectivos y, por tanto, susceptible de negociarse conjuntamente: régimen de permisos, licencias y vacaciones, excedencias, beneficios sociales…

¿Y cómo se articularía legalmente ese estatuto propio? Tomàs admite que «el encaje jurídico es complicado, pero no imposible, y exige básicamente voluntad política». Ortín aboga por «redactar una norma nueva, al margen del Estatuto Marco, similar a la que reconoce la especificidad de los jueces, por ejemplo, y negociar en cada autonomía fuera de la mesa sectorial». Ángel Colmeiro, presidente de Atención Especializada del Sindicato Médico de Asturias, cree, en cambio, que la solución está «dentro de los límites que fija el propio Estatuto, que en su artículo 3 insta a las autonomías a desarrollar una normativa que aún está en mantillas».

En medio, Tomàs cree que «las fórmulas pueden ser múltiples» y plantea dos posibilidades: «Constituir mesas técnicas exclusivamente de médicos que negocien esos puntos irrenunciables al margen de la mesa sectorial, como hemos ensayado en Cataluña; o hacer del Foro de la Profesión un órgano vinculante que negocie directamente con el Ministerio». Sanidad, que tiene la última palabra, se ha descolgado, de momento, con una fórmula deslavazada que no satisface al médico: una fórmula jurídica nueva -que no concreta-, pero sólo para las futuras unidades de gestión clínica.

Patricio Martínez, presidente de honor de CESM y artífice de una expresión (la mesa del conocimiento médico) que está en la génesis del estatuto jurídico propio, cree que las reticencias de Sanidad tienen más que ver con la situación actual que con dificultades jurídicas: «El generalizado descontento, la fuerte contestación en Madrid, y este sarampión de gente protestando en las calles no ayuda a acercar posturas sobre algo que ya parecía muy hilvanado».

Diario Medico 17-6-13

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