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Sabado 26 de Junio ante el MSC

CESM convoca a los médicos a una concentración de protesta ante el Ministerio de Sanidad el sábado 26 de junio

Con el pleno respaldo del Foro de la Profesión Médica, que el pasado jueves debatió y aprobó la medida, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha dispuesto convocar una concentración ante las puertas del Ministerio de Sanidad para el próximo sábado 26 de junio.El objetivo es doble, y complementario: protestar contra los recortes salariales (que en el caso de los médicos resultan desproporcionados al situarse cerca del 7%) y defender la sostenibilidad, equidad y calidad del Sistema Nacional de Salud, puesto ahora en entredicho “por políticos manirrotos que velan más por sus intereses particulares que por el bien común de los ciudadanos”, según afirmó el viernes el secretario general de CESM, Patricio Martínez, en el momento de hacer pública la convocatoria de la concentración.
CESM y el Foro de la Profesión -del que forman, junto a la organización sindical, la OMC, las sociedades científicas (FACME) y los decanos y estudiantes de Medicina- entienden que la defensa de la sanidad pública pasa, entre otras medidas, por salvaguardar la dignidad de la profesión, y más concretamente, por no castigarla económicamente tras haber sido el puntal que ha logrado mantener a flote la buena imagen del SNS durante muchos años de penurias y mala gestión.
Los médicos españoles no nos sumamos a la convocatoria de huelga de empleados públicos realizada por UGT, Comisiones Obreras y CSI.F el pasado martes, pero eso no significa que lleven como resignación la situación abierta ahora.
Al margen de otras consideraciones de tipo personal o doméstico, creemos que la especial intensidad con que se aplicarán los recortes salariales en el caso de los médicos pone de relieve el fracaso más palmario de la sociedad -y de nuestros políticos en concreto- a la hora de mantener a flote los servicios de calidad de los que todos somos potenciales beneficiarios.
De hecho, no cabe olvidar que las retribuciones que percibimos van más allá de su dimensión económica, al ser un indicador bastante fiable del grado de reconocimiento social de nuestra labor, y por extensión, del valor que se otorga a un pilar tan esencial de nuestro modelo avanzado de convivencia como es la igualdad de condiciones en el acceso a los cuidados de salud.
CRÍTICA POLÍTICA
Por supuesto, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), mayoritaria en su sector, tiene en cuenta que el actual estado de cosas (lo que en la calle se llama “crisis”) se enmarca en las dificultades que desde hace tiempo atraviesan los países occidentales para sostener aquellos servicios (sanidad y educación públicas, pensiones, prestaciones por desempleo, ayudas a personas dependientes, etc.) que los colocan a la vanguardia del desarrollo humano.
Es de justicia reconocer eso. Ahora bien, el análisis quedaría incompleto si no se añadiera que dentro de las naciones occidentales hay diferencias, establecidas en función de la mejor o peor gestión de la política económica (en lo que se incluye, claro está, la eficiencia de los servicios públicos). Que es así se pone de manifiesto al comprobar cómo dentro de la propia Unión Europea hay países -Alemana, Francia, Países Bajos, etc.- con perspectivas menos inciertas que la que ahora empezamos a divisar en España.
La crítica de tintes políticos es, pues, inevitable. Si España afronta la situación en peores condiciones, lo lógico es pensar que es porque aquí hemos hecho los deberes peor que en otros lugares. Y no lo decimos para hurgar en las heridas ni apuntando sólo en una dirección, sino con el ánimo constructivo de quien intenta diagnosticar lo que no va bien como paso previo a poner en práctica el tratamiento que se estima oportuno, que siempre será aquel que no entiende de ópticas partidistas y se remite exclusivamente al bien común.
MEDIDAS INAPLAZABLES
Centrándonos en la cuestión de la sanidad pública, que es lo que como médicos nos toca más de cerca, la CESM viene advirtiendo desde hace no menos de quince años de que su sostenibilidad estará en entredicho mientras no se pongan en práctica medidas de sentido común que hoy más que nunca parecen inaplazables:

  • Es urgente (y llevamos un retraso de décadas…) que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS), sobre el que en teoría recae el gobierno de los 17 servicios autonómicos de salud funcione con criterios cohesionadores y ejecutivos. El objetivo es que las decisiones sean vinculantes, de decir, que tomen por mayoría y sean de obligado cumplimiento en todo el ámbito del Estado. De este modo, se evitarían espectáculos tan penosos como la imposibilidad de llegar a calendarios vacunales comunes, o, sin ir más lejos, la adopción de discrecionales políticas de recursos humanos que coartan nuestro derecho a la libre movilidad en el conjunto del SNS.
  • Es necesario reducir el gasto derivado de la carga burocrática y de representación que en este momento supone la multiplicidad de sistemas sanitarios
  • Los presupuestos que reciben las CCAA para Sanidad deben ser “finalistas”, es decir, no deben dedicarse a otros fines.
  • Es necesario incrementar la productividad y eficiencia del SNS mediante un plan estructural de reformas que contemple dos objetivos básicos: de un lado, la reducción al mínimo de la burocracia y el papeleo (resulta inconcebible, por ejemplo, que a fecha de hoy aún no estén estandarizadas la historia clínica digitalizada y las recetas electrónicas); y de otro, poner fin al intervencionismo político, manifestado en diversas formas de clientelismo y nepotismo ideológico en la designación de puestos gerenciales, o en la jubilación anticipada de muchos médicos en la plenitud de su facultades para sustituirlos por personal con contratos eventuales o de interinidad sobre los que es más fácil ejercer desde arriba la influencia que en cada momento se desee (quienes piensen que en esta alusión hay cabida para previsibles conflictos relacionados con la objeción de conciencia, no van desencaminados).
  • Hay que racionalizar el uso de los recursos, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. En consecuencia, es ineludible una comisión de expertos en gasto sanitario que elabore un catálogo de prestaciones y que se establezcan criterios de prescripción y financiación de los medicamentos.
  • Creemos pertinente en las actuales circunstancias ir hacia una nueva cultura en la que los ciudadanos se hagan responsables en la prevención de su salud y contribuyan aunque sólo sea de forma testimonial al gasto público que generan.
  • Hay que desarrollar una política coherente y de calidad en el ámbito de los recursos humanos.
  • Existe un proyecto de Pacto de Estado por la Sanidad que hoy duerme el sueño de los justos. Nuestro criterio es que debe relanzarse e incorporar las premisas anteriores, además de contemplar un incremento porcentual del PIB (seguimos estando 2 puntos por debajo de lo habitual en Europa occidental) y posibilitar que los médicos, en la medida que deciden el 80% del gasto sanitario, tengan mayores atribuciones en la gestión de la sanidad pública.
  • Estamos convencidos de que si ya fuesen realidad desde hace tiempo la mayoría de las medidas hasta aquí expuestas, no habría sido necesario el recorte retributivo anunciado. Incluso cabe suponer que hoy nos acercaríamos a los salarios de los colegas franceses, alemanes o ingleses, que doblan y hasta triplican los que se perciben aquí.

DOBLEMENTE INJUSTO
Vemos en consecuencia doblemente injustas las medidas adoptadas por el Gobierno, ya que la rebaja retributiva anunciada no tiene en cuenta -–y por tanto se suma-— a los sacrificios que los profesionales hemos hecho históricamente entregándonos a un servicio público que resulta tan ambicioso en sus fines como cicatero a la hora de dispensar un buen trato a sus profesionales. Hay que decirlo muy claro: si el SNS, a pesar de todas sus disfunciones, ha venido hablando bien de España no ha sido porque los políticos lo hayan mimado como debieran (volvemos a recordar el desfase en inversión con respecto a los países de nuestro entorno), sino porque los profesionales hemos puesto lo mejor de nosotros mismos a cambio de unas condiciones de tipo laboral (bajos sueldos, inestabilidad en el empleo, jornadas de hasta 24 horas, si no más, etc.) que no hacen justicia a nuestra preparación y responsabilidad.
No es extraño, por tanto, que en la sanidad pública española haya hoy déficit de médicos, motivado entre otras razones porque no pocos compañeros se sienten tentados a aceptar las ofertas más generosas que llegan de otros países. Tendencia, por cierto, que visto lo visto, mucho nos tememos se intensificará en el inmediato futuro.
EL COMPROMISO DE LOS MÉDICOS
El futuro del sistema sanitario es el de la sociedad y de la propia profesión. Desde el compromiso que implica asumir la puesta a disposición de nuestros conocimientos en beneficio de los ciudadanos, nadie debe dudar de que los médicos estaremos a la vanguardia de la defensa del sistema sanitario público. Lo haremos:
1. Defendiendo la sostenibilidad del SNS.
2. Reforzando nuestro compromiso con una gestión responsable de los recursos sanitarios.
3. Promoviendo el desarrollo de la propia profesión como mejor garantía de que estamos en condiciones de ofrecer la calidad de atención que merecen los ciudadanos.
4. Vigilando atentamente la evolución del sistema sanitario y denunciando públicamente cualquier deterioro apreciable en el mismo.
http://www.redaccionmedica.com
http://www.elmedicointeractivo.com/noticias_ext.php?idreg=25492
http://www.actasanitaria.com/actasanitaria/frontend/desarrollo_noticia.jsp?idCanal=1&idContenido=19893
http://www.diariomedico.com/2010/06/14/area-profesional/profesion/cesm-alerta-de-la-quiebra-del-estado-de-bienestar

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